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PREGÓN de Tomás García Delegido,
PARA LAS FIESTAS DE SANTA QUITERIA 2010.
“RECUERDOS”
En primer lugar, quiero agradecer a mi estimado Alcalde, las palabras de presentación que ha hecho de mi persona. Palabras con unos matices que yo le agradezco con toda sinceridad. Muchas gracias Martín.
En segundo lugar, agradecer a los componentes de la Comisión de Festejos mi designación para ser el pregonero de estas fiestas; este hecho me llena de alegría, ya que me permite hablar de mi pueblo y de sus gentes. ¡Muchas gracias a todos!
Y por último y sin más preámbulos, un cordial saludo a todos los que me honráis con vuestra presencia al haber acudido a este acto para escuchar el Pregón de estas Fiestas 2.010 y que con sumo gusto he elaborado de la forma más escueta y sencilla para todos vosotros y que dice así:
”Transcurría el año 1940, cuando el 12 de Julio nací. Unidad familiar compuesta por 6 miembros. Mis padres: Pascual y Rosario; mis hermanas: Remedios, Teresa, Rosario y yo.
Casado con Lola la del Alguacil desde 1967, tengo 4 hijos: Pascual, Antonio, Rubén y Rosana.
Ya me faltan mis padres, mis suegros Antón el Alguacil y Dolores y tres cuñados: Adolfo, Vicente y Juan Verdejo. Un beso que dirijo al Cielo porque seguro que todos estáis viviendo allí.
Mis nueras: Isabel, casada con mi Antonio, tienen una hija. Aurelia, casada con mi Rubén, tienen dos hijas. Mi yerno Francisco Correoso, casado con mi hija Rosana, tienen una hija. Concretando: Soy abuelo de cuatro nietas y muy pronto de un varón próximo en llegar.
Me quedan dos cuñados: Miguel, casado con mi hermana Teresa y Antonio, mellizo de mi mujer y casado con Mercedes “la de Viñas”, que hoy se encuentran regresando de un viaje en el extranjero.
La familia que tengo por parte de mi padre y que residen en esta localidad, son mis primos hermanos Pascual y Tomás (los pintores) y mis primos segundos: Lucas y Paco Fortuna; Pepe, Benito y Alfonso (los Pillos); Alfonso y Juan (los Chonis) y Paco con 101 años y su hermano Porfirio Marín, viviendo ambos en esta residencia de mayores. ¡Qué gusto ser longevo y centenario encontrándote bien!
Por parte de mi madre no tengo familia ninguna en este pueblo, ya que mi abuelo materno como era de Bonete, todos los primos segundos por dicha rama se encuentran residiendo en dicha localidad.
Recuerdo cuando el día 21 la Hoguera en honor a muestra Patrona siempre se hacía en la plaza de la Iglesia. Recuerdo que un año a mi tía Josefa la de Caldereta se le quemaron las persianas de la puerta y de la ventana. Eran modernas, eran de plástico.
Recuerdo que el castillo de fuegos artificiales siendo yo niño, lo hacían en la calle Primo de Rivera. El primer poste lo ponían entre la casa de los herederos de Antonio Ibáñez y la Posada, hasta llegar a la puerta del comercio de Diego del Rey. Todo el castillo era de ruedas giratorias, y como alegoría final quemaban una gran traca. Lo anunciaban en programas de la siguiente forma: “Disparo y quema de un grandioso castillo de fuegos artificiales, a cargo de un afamado pirotécnico de esta localidad”, que resultaba ser Pascual el Moreno conocido también por el de “Los Pajaritos”.
Recuerdo el año en que a Diego del Rey se le prendió fuego en el pajar, producido a consecuencia de la quema del castillo; sería aproximadamente el año 1950.
Recuerdo que las Procesiones de Santa Quiteria transcurrían por el mismo itinerario que hoy tenemos. En esto nada ha cambiado. Pero sí que ha cambiado el horario de la Procesión del segundo día por la tarde, siempre terminaba anocheciendo y en la fachada de José Antonio “El Nubo”, su cuñado Blas “Sorel”, quemaba muchas bengalas y antorchas con una gran luminosidad y colorido que era un espectáculo presenciarlo, en el momento en que a nuestra Patrona Santa Quiteria “la vieja” la entraban en el Templo camino de su pedestal y despedida con vivas y con la interpretación por nuestra Banda de Música del Himno Nacional.
Recuerdo otro año en que las carretillas se pusieron de moda después de quemar la hoguera y el castillo; empezaban a tirarlas en la calle Primo de Rivera y Estación, cuando un año, sería a principio de los 60, una de ellas, voladora, fue a caer en la puerta del cine y del baile haciendo explosión al contactar con Pedro el Curro, a quien tuvieron que trasladar a casa de Don Pascual el médico para ser curado de urgencia de sus heridas.
Recuerdo lo bien que organizaban las filas de las Procesiones que eran dirigidas por los Mayordomos de la Santa, empleados municipales y Francisco el Sacristán. Asistía una gran multitud de gente, pensando que en el año 1950 Higueruela contaba con una población de 3.300 habitantes.
Recuerdo también las pruebas ciclistas que se hacían cada año, en las que Francisco Moreno “El Bonetero” tomaba parte y que siempre las ganaba. Tenía como contrincantes locales más destacados a Fulgencio el de Peseta, conocido por “El Bizco”, (primo hermano de mi mujer), un tal “Cleto” que era ferroviario y vivía en la Estación de Higueruela, José Rivera, y posiblemente quiero recordar que también formaba en alguna ocasión Antonio “El Roscao”.
Recuerdo a los Mayordomos de la Santa llamados Pascual “El Moreno”, José Calero, Jaime “El Zocoto” y Juan “Toledo” y que se encargaban año tras año de organizar todos los festejos religiosos en honor a nuestra Patrona Santa Quiteria. Previamente y con una antelación de dos meses iban visitando casa por casa pidiendo a los vecinos colaborar con una limosna para la Santa que consistía en una o media caridad de rollos, cuyo valor abonaban en metálico o en especie entregando el correspondiente género.
Recuerdo las cucañas que se realizaban en donde paraba el coche de “Mira”. Lo que más gracia me hacía es cuando en un poste enjabonado colgaban un pollo o conejo de corral y después de muchos intentos subiendo por el palo, casi siempre llegaban a él los hijos de los feriantes que habitualmente venían todos los años.
Me viene al recuerdo las “Barcas” cuyo dueño era de Fuenteálamo. Todos los años las instalaba en donde hoy está el Cuartel de la Guardia Civil; montaban una caseta de madera en la que hacían su vida y pernoctaban durante las fiestas el matrimonio y seis o más hijos que tenían. Las barcas eran cada una de dos plazas. Había cuatro o cinco módulos de dos barcas cada uno. A la hora que fuera, si no había gente y se presentaban dos para subir, el viaje lo realizaban. En la otra barca sin gente y para compensar el peso, depositaban sacos de arena y a dar vueltas; lo más gracioso es que si fallaba el fluido eléctrico, las barcas seguían girando ya que el motor era de fuerza producida por el brazo del barquero.
Recuerdo a los “turroneros” de esta localidad Antón “Sagatos”, Regino “El Marto”, (después su hijo Paco), José Antonio “Sisena”, mi primo Lucas “Fortuna” y algunos más que en fiestas venían de fuera. Montaban sus puestos de venta en la calle Estación (frente a la fachada del cine hasta la esquina de la barbería de Antonio “El Pollo” y algunos otros puestos frente a la Posada).
Recuerdo a mi padre cuando me llevó a la escuela de Don Juan-Manuel. Yo tenía seis años. Estaba ubicada en el piso superior de la vivienda de Esteban Cano. Maestro escuela al que siempre tendré presente en mi recuerdo. Fue el único profesor que conocí como alumno, pues marchó de esta localidad en septiembre de 1957, destinado a Sonseca (Toledo) de donde era natural. Fallecido el año 1975, contaba la edad de 68 años. (D.e.P.)
Recuerdo a la familia de mi Maestro. Sobre todo a su hijo Luis que tenía un año menos que yo y que nos unía una gran amistad. Posible que desde que marcharon no haya vuelto por aquí, o de haberlo hecho, yo no he tenido conocimiento de ello.
Recuerdo el día en que a mi amigo Paquito el estanquero lo llevé a la Escuela, que todavía seguía estando en la planta alta de casa de Esteban Cano y lo presenté a nuestro Maestro. Tuve que hacerlo por encargo de su madre, que según decía, no quería ir con nadie que no fuera yo. La matrícula de alumnos en esta escuela llegó a ser de aproximadamente noventa en cada curso.
Recuerdo que la ayuda del Plan Marshall llegó a esta localidad sobre los años 1.953 o 54, cuando en la estufa de la escuela los más mayores hacíamos la leche en polvo que diariamente bebíamos y que nunca conseguimos servirla sin grumos.
También recuerdo a los amigos de mi niñez y de la escuela, algunos de ellos quintos míos, como son Martín Navalón Navalón, alias “Martinejas”, Juan el de “Pelanas”, Jacobo Verdejo, Esteban el de Benito, Pepe el de Floro, Blas el Maleno, y otros muchos que hace años emigraron de este pueblo a otras tierras en busca de trabajo. Por aquél entonces solo existían cuatro colegios, dos de niños y dos de niñas, todos diseminados en diversas calles de esta población. Yo recuerdo la escuela a la que asistí que se encontraba en la calle Ramón Franco. Después la trasladaron a la Plaza Mayor, arriba de la casa de Alfonso el de Melchor y después al cuartel viejo en donde terminé mi etapa escolar.
En el año 1.954 dejé la escuela al cumplir los 14 de edad. No pude realizar estudios superiores al no disponer mis padres de medios económicos en aquéllos años, que fueron muy difíciles y de muchas carencias.
Otro recuerdo que tengo muy grabado en mi mente es cuando mi madre calentaba agua, me metía en un barreño y me enjabonaba de pies a cabeza, siempre solía hacerlo los domingos y festivos. El agua había que ir a la fuente a recogerla y llevarla a casa, pues entonces en las viviendas no teníamos grifos, ya que no existían instalaciones de agua corriente en el pueblo.
Y muy especialmente recuerdo a mi primo hermano Tomás García Belmar, que al haber permanecido nuestros padres toda la vida juntos trabajando en el taller que tenían, nos criamos como si hubiéramos sido hermanos. Nosotros dos serrábamos los palos de olmo para sacar las varas de los carros. Aun cuando a decir verdad, trabajamos muy poquito en el taller. Aprendimos a echar los astiles a las azadas, dar primera mano de pinturas a ruedas y poco más que con el tiempo ya no recuerdo. Juntos estudiamos música. Juntos debutamos en la Banda de Música, él con la trompeta y yo con el clarinete. Juntos estuvimos ejerciendo de monaguillos durante varios años, en unión de Antonio Belmar y Pepe el de Floro. Así hasta que a finales de los años 59 o 60 marchó a buscarse las habichuelas a Valencia, en donde hoy jubilado, continúa residiendo en aquella capital y compartiendo su residencia con todos nosotros en este su pueblo, en donde tiene su segunda vivienda. Casado con Pilar Sánchez Fernández, son padres y abuelos.
Fue mi ex-Maestro Escuela el que un día recibió la visita de un jefe de almacén del Servicio Nacional del Trigo, que era de Navarra, llamado Germán, que vino trasladado a esta localidad, interesándose por alguno de los alumnos que habíamos terminado la enseñanza escolar y que estuviera formado para poder desempeñar las funciones de auxiliar en la oficina, a quien contestó que ya tenía uno preparado, y cuán grande no fue mi sorpresa cuando me enteré que yo era el designado.
Así fue como empecé mi primer trabajo en Julio de 1.955, en el que permanecí hasta Noviembre de 1.959.El primero de enero de 1.960 ingresé en la plantilla funcionarial de este Ayuntamiento, habiendo permanecido en el cargo durante 45 años, hasta el 12 de julio de 2005 que por cumplimiento de los 65 años me jubilé.
He trabajado en todos los Negociados y puestos de trabajo de la administración local, recordando cuando salía cada dos meses a tomar lectura de los contadores del agua de casa en casa. Después elaboraba los recibos y los cobraban los que eran los pregoneros. Primero fue Francisco el Sacristán y después Francisco el cojo de la Leonor. También ejercí muchos años como Secretario habilitado de esta Corporación (porque se hallaba vacante la plaza), a lo que me tuve que enfrentar y leer más disposiciones oficiales que un tonto para dar la vuelta al cargo que me comprometí a desempeñar.
Recuerdo con gran cariño al Alcalde que había cuando ingresé en este Ayuntamiento que era José del Rey Gil y al Secretario del mismo Esteban Cano Sáez, a los cuales y desde el balcón de este Ayuntamiento quiero hacerles llegar mi agradecimiento por las atenciones que de ellos recibí y la ayuda que en todo momento me prestaron. Muchas gracias a los dos. (Mirando al cielo).
También quiero recordar a mis amigos Juan Belmar, y a su hermano Antonio, a los que siempre he querido como si hubiesen sido familia mía, ya que lazos familiares nos unían en muchas conmemoraciones, como bodas, “mataeros” y otros eventos en casa de mío tío Obdulio, que estaba casado con una hermana del padre de ellos, llamada Victorina.
También me vienen al recuerdo los Tejares de la Fuente del Cuerno y el de la Fuente del Rincón. Tanto el uno como el otro eran muy frecuentados por mí porque me encantaba ver como fabricaban la teja. Los dueños de ambos tejares me trataban muy bien. Uno, el de la Fuente del Cuerno, se llamaba Antonio Box, valenciano él. Años más tarde este tejar pasó a ser de los Atilanos, que vinieron de Chinchilla. El otro de la Fuente del Rincón lo regentaba un tal Rafael Cebrián que también era de Chinchilla. Su hijo también llamado Rafael, se casó con una hija de Juan Pelanas, llamada María. Era un excelente músico de clarinete.
Recuerdo también cuando Alfonso el de la Posada y yo hacíamos cine en la cuadra de mi casa. Nos hicimos un cajón con su ventanilla y que a su vez hacía de pantalla y en papel de seda hacíamos la película copiando el último tebeo de la colección de Roberto Alcázar y Pedrín y a la luz de una vela hacíamos la proyección. La pantalla era justo las mismas dimensiones que tenía la ventanilla. Esto nos llevaba de cabeza a los dos pues no lográbamos conseguir hacer la pantalla más grande y cuando ya diseñamos un proyecto que podía haber dado resultado, se nos anticipó la Fox con la película “La Túnica Sagrada” que fue la primera rodada en CinemaScope, sistema que nosotros íbamos buscando. En fin, no tuvimos suerte y el proyecto se nos fastidió en el año 1953. Y hablando de Alfonso, creo que fuimos dos grandes amigos en nuestra niñez e incluso hasta llegar a nuestra adolescencia. Su primer trabajo recuerdo que era todos los viernes acompañar a “Manolo, el de la porcelana” que vendía telas, delantales, casi todo de muselina, así como cacerolas, platos y otros utensilios de porcelana. De ahí le venía el nombre por el que se le conocía. Los viernes en que Alfonso no podía ir, era yo el que le sustituía llevando la carretilla cargada con el género que vendía. Para alguna mujer que compraba al contado la mayoría lo hacían a plazos que abonaban semana tras semana.
Más tarde, Alfonso se colocó de mancebo en la Farmacia de Don Jesús que años después pasó a ser de Don Tomás y al marchar éste a Albacete a otra farmacia, se llevó consigo al amigo Alfonso ostentando el mismo cargo
Recuerdo cuando fui al baile la primera vez; No fui a bailar, pues tenía 14 años cuando me incorporé a tocar en la orquesta del pueblo, precisamente de la mano de mi buen amigo y compañero que fue Herminio el Tito, al que recuerdo con mucha frecuencia y espero que desde el Cielo nos esté viendo. Fueron varios años los que permanecí tocando en orquesta en la que también formaban parte los hermanos Antonio y Paco (Los Gafas).
Como anécdota puedo contaros que una festividad de Reyes se presentó el cabo de la Guardia Civil apellidado Herreros en la sala de baile y empezó a echar fuera a todos los menores que permanecían en la sala, (entre ellos algunos amigos míos). Pues bien, ahí no terminó el asunto. Al finalizar la sesión de baile que era matinal, el empresario que era Antonio Ibáñez me dijo que no podía tocar ese día en las sesiones de tarde y noche, porque yo también era menor y se lo había prohibido la Guardia Civil o en caso contrario llegarían a cerrarle el baile. Y no toqué. El problema, afortunadamente se arreglaría al poco tiempo.
Estuve tocando en orquesta hasta el año 1958 porque la empresa y de mutuo acuerdo, me cambió de puesto de trabajo. Dejé el baile por el cine, en el que estuve de operador cinematográfico hasta el año 1970 en que la empresa cerró.
No obstante, durante ese tiempo de operador cinematográfico, formé otra orquesta con Fernando el Pajarete que había vuelto de Valencia en donde había estudiado el acordeón, que junto al saxo de Herminio y yo con la batería y cantante, creo que fue la mejor etapa de mi vida como músico. En muchas sesiones de baile, mi amigo Paco el Estanquero de forma espontánea, subía al tablado y con nosotros cantaba pasodobles, boleros, y otros éxitos de nuestro repertorio. Ya teníamos equipo de sonido. Daba gusto oírse uno mismo por los altavoces.
Y hablando de baile, también recuerdo el año en que fundamos la Sociedad. La Junta Gestora la formamos: como Presidente mi amigo Paco del Rey Fernández, el Tesorero mi primo Pascual el pintor y yo el Secretario. Junto a nosotros también formaron en dicha Junta los vocales Juan Teruel Tornero (Pelanas) y algún otro que ya no recuerdo. Ni que decir tiene, que muchos habitantes de los pueblos de estos alrededores venían a Higueruela a bailar; el motivo: las orquestas tan buenas que se contrataban y que sólo Albacete y durante su Feria nos ganaba. Y nadie más. Sociedad que existió hasta que llegaron las discotecas y que motivaron la desaparición de muchas orquestas por falta de trabajo.
Y hablando de música y como en mi saluda del programa de festejos manifiesto, era una faceta que siempre me gustó, sobre todo la interpretación. Estudié clarinete con el director de la banda de música de esta localidad, llamado Diego Arnedo López, que era de Almansa y descendía de aquí. El fue el único profesor que tuve de enseñanza. Recuerdo a sus hijos Raúl, Manolo y Pepe. Cesó cuando la plaza de Director de la Banda fue adjudicada al hijo de este pueblo Alfonso García de Fez, para los paisanos (Alfonso el Carpintero) quien estuvo al frente de la misma durante muy pocos años. Al quedar vacante la plaza es cuando vino Juan Navarrete, que también estuvo pocos años con nosotros, al marchar voluntariamente a Madrigueras. Concretando: Que sólo conocí a estos tres Directores de Banda.
Al quedar desierta la plaza de Director con la marcha de Navarrete, que sería por en el 1965, la banda de música de este Ayuntamiento se encontraba disuelta y es cuando todos los años y por estas fechas contrataban Bandas de fuera. Empezaron con las de Cuatretonda, Puebla Larga, Fuente la Higuera y alguna otra que ahora no recuerdo y terminaron con una mini banda de Tarazona de la Mancha que se titulaban “Los de Siempre”. Eran para mí fabulosos de lo bien que tocaban y los más económicos por el número reducido que la integraban.
Es a partir de ahí, cuando me animaron para que yo en mis ratos libres me dedicara a dar clases de música, tarea que comencé dando solfeo y terminé con la formación de una rondalla de instrumentos de cuerda.
Pero mi verdadera vocación estaba en la Banda de Música y con la colaboración de los pocos músicos que quedaban en este pueblo, es cuando formé la Charanga, que gracias a ellos empezamos a funcionar. Mi agradecimiento a los que la integraban que si no recuerdo mal eran Martín Martínez (el de la Caja), Cándido Marín, Tiburcio el de la fábrica, Herminio Navalón, Pepe Copete, mi primo Tomás el pintor, Jorquera, Manolo el Palomo y Juan el albañil. Con posterioridad fui incorporando a otros alumnos, que algunos de ellos, porque no había instrumentos, se los compraron de su bolsillo.
Recuerdo el año de la vaquilla en el Corral de la Rosilla, y al que fuimos la Charanga a amenizar el festejo y cuando terminó subimos tocando hasta la puerta del Maleno. Salieron varias personas del bar, entre ellos mi amigo José el “Maicos” a felicitarme de lo bien que sonábamos y es que, llevábamos incorporados en nuestras filas como refuerzo, nada más y nada menos que a todos los componentes de la Orquesta “Acrópolis”.
Seguí dando clases y conforme se adquirían instrumentos iba incorporando gente joven a la Banda de Música, hasta tener un total de 26 plazas. Mis obligaciones profesionales me restaban mucho tiempo para dedicarme más intensamente a la enseñanza musical. Fue así como decidí dejar el cargo de profesor-director de la Banda y buscar a un músico de Almansa llamado Antonio Arnedo, que fue quien me sustituyó.
Y antes de despedirme también quiero recordar a los amigos que tengo, en concreto a Pepe Tortosa y Aurelia, con los que mi mujer y yo hemos pasado y disfrutado nuestra época “dorada”, que jamás podremos olvidar y que tantos kilómetros recorrimos juntos por España e incluso llegamos a entrar en Francia. Y sigo con Jacobo y Tomasita, Esteban el de Benito y Encarna, Cosme y Asensia, Blas Cano y María Juana, Paquito el Estanquero y Elia, Agustín y Aurelia, Pascual y Gloria, Blas el Maleno y Resti, Paco el Rubio y Carmen, Paco el de Francisquillo y Maruja, Pepe Torres y Fina y Diego y Mari. También, como no, a los de otra etapa de mi vida como fueron Paco del Rey y Antonia, Blas Villena y Ana, y Juan Molina y Manuela Arnedo. De todos, mi mujer y yo guardamos muy gratos recuerdos.
Y con esto termino. Era el año 1983 cuando me animé a escribir y componer el HIMNO A SANTA QUITERIA, pero me hacía falta la letra para empezar a componer, lo cual pedí al Cura Párroco que entonces teníamos Don Cándido Córcoles que si quería colaborar en mi proyecto, el que, con sumo gusto aceptó y de ahí el nacimiento del mencionado Himno.
Lo estrenamos el día 21 de Mayo de 1983
El estribillo de mi Himno dice así: “Allá en lo alto está mi amor, Santa Quiteria bendita, allá en lo alto está mi amor Virgen de nuestra alegría…”
Allá en lo alto también estarán mis amigas y amigos que un día se fueron: Ana Navalón Moreno, esposa de Juan Belmar; Angelita Martínez Pérez, “la de Fulgencio”, esposa de Antonio Navalón; Mateo López Tortosa, esposo de Loli y el último en irse mi entrañable e inseparable amigo Victor Ibáñez Verdejo, esposo de María Paula Bueno. Me figuro que como los anteriores ya se habrá empadronado en el Cielo si es que existe Censo de Almas. A todos ellos y de corazón, les ofrezco este pregón de fiestas, para que lo reciban en el Reino de los Cielos y les sirva de homenaje, alegría y quién sabe si también de satisfacción. A todos los recordaré siempre. También les deseo una inmensa paz y felicidad. ¡Siempre os hemos QUERIDO!
Y nada más. A todos vosotros sólo me queda deciros adiós; he pretendido con mi pregón plasmar algunas de mis vivencias y sobre todo, enaltecer a nuestro Higueruela..
VIVA HIGUERUELA.- VIVA SANTA QUITERIA.- FELICES FIESTAS
Higueruela 21 de Mayo de 2.010.Hora: 20:00:
Mencionados en el pregón:
Pascual García Lencina y Rosario Delegido.
Remedios, Teresa y Rosario García Delegido.
Lola del Aguacil: (Dolores Bueno Almendros)
Pascual, Antonio, Rubén y Rosana García Bueno.
Antón Bueno el Alguacil y Dolores Almendros
Adolfo, Vicente y Juan Verdejo
Isabel, casada con Antonio, Aurelia, casada con Rubén, Mi yerno Francisco Correoso
Miguel, casado con mi hermana Teresa y Antonio Bueno Almendros, mellizo de mi mujer y casado con Mercedes “la de Viñas”,Molina Serrano
primos hermanos Pascual y Tomás Verdejo García (los pintores) Josefa García la de Caldereta
primos segundos: Lucas y Paco Fortuna; Pepe, Benito y Alfonso (los Pillos); Alfonso y Juan (los Chonis) y Paco y su hermano Porfirio Marín,
Antonio Ibáñez
Diego del Rey
José Antonio “El Nubo”, su cuñado Blas “Sorel”
Pedro el Curro
Don Pascual el médico
Francisco el Sacristán
Francisco Moreno “El Bonetero”
Fulgencio el de Peseta, conocido por “El Bizco”,
“Cleto” que era ferroviario y vivía en la Estación de Higueruela,
José Rivera,
Antonio “El Roscao”.
Pascual “El Moreno”, José Calero, Jaime “El Zocoto” y Juan “Toledo”
turroneros” de esta localidad Antón “Sagatos”, Regino “El Marto”, (después su hijo Paco), José Antonio “Sisena”,
Antonio “El Pollo”.
Don Juan-Manuel Martín Tereso, Luis Martín Tereso
Esteban Cano Sáez
Paquito el estanquero
Martín Navalón Navalón, alias “Martinejas”, Juan el de “Pelanas”, Jacobo Verdejo, Esteban el de Benito, Pepe el de Floro, Blas el Maleno.
Alfonso el de Melchor.
Tomás García Belmar, Pilar Sánchez Fernández
Antonio Belmar y Pepe el de Floro
Francisco el cojo de la Leonor.
José del Rey Gil
Juan Belmar, y a su hermano Antonio
tío Obdulio, que estaba casado con Victorina.
Antonio Box,
Rafael Cebrián
Juan Pelanas, llamada María.
Alfonso el de la Posada
Manolo, el de la porcelana”
Farmacia de Don Jesús y Don Tomás y
Herminio el Tito
Antonio y Paco (Los Gafas).Fernando el Pajarete.
Paco del Rey Fernández, Juan Teruel Tornero (Pelanas)
Diego Arnedo López y Raúl, Manolo y Pepe.
Alfonso García de Fez, para los paisanos (Alfonso el Carpintero)
Juan Navarrete,
Martín Martínez (el de la Caja), Cándido Marín, Tiburcio el de la fábrica, Herminio Navalón, Pepe Copete, mi primo Tomás el pintor, Jorquera, Manolo el Palomo y Juan el albañil.
José el “Maicos”
Antonio Arnedo,
Pepe Tortosa y Aurelia, Jacobo y Tomasita, Esteban el de Benito y Encarna, Cosme y Asensia, Blas Cano y María Juana, Paquito el Estanquero y Elia, Agustín y Aurelia, Pascual y Gloria, Blas el Maleno y Resti, Paco el Rubio y Carmen, Paco el de Francisquillo y Maruja, Pepe Torres y Fina y Diego y Mari. Paco del Rey y Antonia, Blas Villena y Ana, y Juan Molina y Manuela Arnedo.
Cándido Córcoles
Ana Navalón Moreno, esposa de Juan Belmar; Angelita Martínez Pérez, “la de Fulgencio”, esposa de Antonio Navalón; Mateo López Tortosa, esposo de Loli y el último en irse mi entrañable e inseparable amigo Victor Ibáñez Verdejo, esposo de María Paula Bueno.
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