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PREGÓN de
Diego del Rey Gil,
PARA LAS FIESTAS DE SANTA QUITERIA 1991

Diego del Rey

Sr. Alcalde, señoras, señores, amigos todos y paisanos.

Quisiera, ante todo, agradeceros el haber pensado en mí como pregonero de estas fiestas, honor, que no sé si merezco, pero al que pretendo responder, a través de estas palabras, con la mayor ilusión y movido por el amor que siento por mi pueblo y mi patrona. Y, aunque no os lo pueda leer, traslado a través de mi hija este pregón, entrañable para mí, con la confianza de que ganáis con el cambio, por lo menos en belleza y juventud.

Una vez más, con la puntualidad de las estaciones, se nos presenta la festividad de Santa Quiteria. La alegría invade a todos los higueruelanos ante estos días que dedicamos a nuestra Santa y a nuestro pueblo, tanto a los higueruelanos ausentes como a los que tienen la suerte de vivir aquí, donde nacieron, y que pueden acercarse cada día a implorar y agradecer sus favores venerando sus imágenes, al igual que yo, en la distancia, le agradezco su influencia y ayuda a lo largo de toda mi vida: En mi feliz infancia, llena de recuerdos, el maestro Francisco Perona, las letras que cobraba por encargo de mi padre y los gatos a los que enseñaba a saltar; su ayuda en mi incierta juventud, a la que desperté en una guerra donde algunos amigos nos dejaron para siempre, como Juan Martínez López, hijo de Juanaco, al que nombro por todos, por ser el primero al que vi morir en el frente de Madrid, ciudad a la que seguí ligado por el estudio de mi carrera, un privilegio que agradezco de nuevo  a la Santa y al esfuerzo y empeño de mis padres; así como también su beneficiosa influencia en el desarrollo de mi profesión, ya en Murcia, mi segunda tierra, en la que resido en un edificio que en su recuerdo bauticé con el nombre de "Santa Quiteria". De igual modo, creo deber su especial ayuda en la búsqueda y elección de esposa, así como en el regalo de mis hijos y preciosos nietos.

Convirtamos, pues, estos días en un renovado homenaje a nuestra patrona, venerando y acompañando alegres sus antiguas imágenes por las empinadas calles de nuestro pueblo enlomado: la de Santa Quiteria la Nueva, con más de cien años, y la Vieja, que supera los dos siglos, y que han llegado hasta nosotros gracias a la "Tana", la madre de Vicente, el más "Cabeza loca" de Higueruela.   Con estas  palabras, vaya un recuerdo para los dos en esta víspera de la Santa.

Pero no olvidemos, que a la par, en estas fechas, rendimos el tributo que se merece a nuestra tierra, a Higueruela:  a sus campos,  a sus montes,  a sus calles,  a su ermita,  a sus cuevas, a sus fuentes,  a su cielo estrellado, y a su iglesia. ....  y también a sus pinos y a sus higueras. Y por qué no,  a sus rollos y mantecados,  a sus magdalenas,  a su vino, y a su forro de cabeza, y sobre todo a sus gazpachos; gazpachos que nos llevarán a una puja y al difícil premiar de aquellos más gustosos de entre los que preparen nuestros gastrónomos convecinos.

Aprovechemos la ocasión que nos brindan estas fiestas para reencontrar a los amigos y familiares que acuden a su llamada. Bien majos y con "hato" nuevo recogeremos nuestro rollico en el jardín, disfrutaremos juntos de la emoción de la carrera ciclista y del concurso de tiro, y disputaremos la "partida" de sobremesa.

Después de estas palabras, sólo me queda recordaros que nuestra fiesta también es algarabía y jolgorio, así: dejad que nuestras calles se llenen de zagales, que sus gritos nos conduzcan a la feria, que se llenen nuestros bares y bailes de alegría, sin prudencia ni recato !qué estos son dos días!

Que, todo lo que de ésto sé, de vosotros lo aprendí, y, aunque hoy casi no puedo, no faltaré a esta cita, que jamás he olvidado, y, con permiso de nuestro sargento, ¡salid a tirar cohetes¡, yo, como siempre, os invito; que se note que

HIGUERUELA YA ESTA EN FIESTAS.

¡ VIVA SANTA QUITERIA ¡

¡ VIVA HIGUERUELA ! 

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