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Año 1971.
Medalla al valor al niño de Higueruela
Antonio Ballesteros Tolsada de 13 años.
Esta medalla "Al valor" fue entregada el año 1971, a un vecino de Higueruela, un paisano nuestro que con trece años se hizo merecedor de tal distinción. Los periódicos nacionales y provinciales se hicieron eco de su hazaña. Dejamos que esa prensa nos comente el motivo, y copiamos literalmente los textos que aparecieron en esos diarios.
Crónica del día 25 de julio de 1971 en el periódico La Voz de Albacete.
1971. Medalla del Valor al niño de Higueruela que salvó la vida de su padre.
Le ha sido concedida por el Delegado Nacional de la Juventud la medalla de plata al valor a Antonio Ballesteros Tolsada de 13 años, natural de Higueruela (Albacete), por su heroico comportamiento al salvar de la muerte a su padre. La concesión la hace el Delegado Nacional de la Juventud Gabriel Cisneros.
Crónica integra del día 28 de julio de 1971 en el periódico La Voz de Albacete
Antonio Ballesteros Tolsada narra la historia del salvamento de su padre.
EL PEQUEÑO HÉROE DE HIGUERUELA.
Antonio Ballesteros Tolsada narra la impresionante escena del salvamento de su padre.
-Déjame morir, hijo.
-No padre; voy a intentar sacarle de ahí. Rece mientras tanto.
Y Antonio Ballesteros Tolsada, muy rubio, muy pecoso, de trece años, rompió el varal de un garabato –apero de labranza – y, poniendo una piedra como punto de apoyo, hizo palanca para levantar el carro que aprisionaba a su padre.
Esta fue la escena dramática que sucedió en Higueruela, recientemente, en un hecho que ha causado una impresión profunda en toda España, hasta el punto de que el niño ha sido galardonado con una alta distinción de la Delegación Nacional de la Juventud, con la medalla de plata al valor.
Así se inició la hazaña de Antonio Ballesteros, que nos ha contado personalmente, cuando ya todo es un recuerdo, cuando felizmente su padre está a salvo, totalmente recuperado, conmovido con la extraordinaria acción.
UNA FAMILIA MODESTA.
Se trata de una familia modesta. Juan Ballesteros Rubio, -que se encontraba ausente- y su esposa Ana María Tolsada, de mediana edad, sobre los cuarenta años, son agricultores, con unas escasas propiedades.
Tierras flojas -- nos dice la madre.
Tienen dos hijos, Antonio de trece años y Juan de nueve. Son escolares, pero también ayudan a los padres. Viven en una casa modesta, pero limpia como los chorros del oro. Hasta tienen televisión…..
-La compramos con lo que ganamos mi madre y yo en la vendimia pasada – nos dice Antonio.
Antonio es un muchacho inteligente.
-Y muy cariñoso –dice la madre.
Aparentemente es tímido. ! Que gran contrasentido, después de conocer su hazaña!-Vamos a ver, Antonio, ¿Cómo fue aquello?
Antonio y su padre 1971
UNA MULA DESBOCADA.
El chico comienza a contarnos:
-Verá:Veníamos de regreso a casa. Mi padre, en el carro tirado por la mula, y yo detrás, montado en el burro. Cuando íbamos por el camino de la Fuente-Lino, vi como la mula se espantó y corrí hacia el barranco que hay allí. Me tiré del burro para ver si podía alcanzar al carro y detener a la mula. Mi padre, al ver que se acercaba al barranco, se tiró del carro en el mismo momento en que este volcaba hacia el mismo lado, quedando aprisionado.
-¿Qué pasó después?
-Al llegar a él y ver que no podía moverse, empecé a pedir socorro, pero nadie me oyó.
-¿Qué hora era?
-Sobre las ocho y media; casi de noche.
-¿Cómo estaba tu padre?
-Como muerto. Cuando intentaba sacarlo se recobró un poco y me dijo: Déjame morir, hijo.
El muchacho nos cuenta la escena, conmovido.
-Yo le dije: No padre; voy a intentar sacarle de ahí. Rece, mientras tanto. Rompí el varal del garabato que llevábamos en el carro y lo metí debajo de este, apoyándome en una piedra. Con el pié apretaba para abajo y el carro se levantaba un poco y con las dos manos tiraba de mi padre.
--Y después de sacarlo?
-De esto ya no me acuerdo muy bien. En lo único que pensaba era en llegar al pueblo. Y me parecía que no llegaba nunca.
-Lo subiste al burro ¿no?
-Si, lo subí, y aguantando su cuerpo como podía, iba empujando al burro para que andara deprisa. Por todo el camino iba pidiendo socorro, pero nadie me oyó hasta la entrada del pueblo. Allí salió un vecino y su hijo. Al primero le dije que fuera a avisar al médico, y al segundo, que fuera a desenganchar la mula, no fuera a pasarle algo….
Impresiona el relato. Y más cuando interviene su abuela, que asiste a la conversación.
--Yo le pregunté: Hijo, ¿Cómo has podido hacer tú solo esto? Y él me contestó: no he sido yo abuela; ha sido Dios.
--¿A que distancia ocurrió el accidente?.
--Tardó en llegar unos tres cuartos de hora --dice la madre.
Juan Ballesteros Rubio padecía graves lesiones, fractura de tres costillas y magullamiento general. Inmediatamente fue trasladado a la residencia de la Seguridad Social, de Albacete. Y la medicina cerró, felizmente el episodio.
Después, cuando todo había pasado, se supo lo ocurrido. Y hoy con más detalle.
--Oye, Antonio, ¿sabes que te han dado una medalla al Valor?
-Me la han concedido, pero todavía no me la han dado --puntualizaba.
Es listo el rapaz. Y desenvuelto cuando está en confianza.
--Y otra cosa, ¿es que salvaste en otra ocasión a un chico?
--Si, pero esto no lo ponga usted, no vaya a enfadarse su madre.
--¿Qué pasó?
--Ocurrió en una piscina que todavía no estaba terminada y no había mas que barro y un poco de agua. Mi amigo creyó que todo era agua y se tiró de cabeza, quedandoselé esta dentro del barro. Entonces me tiré yo y le saqué afuera, quitándole el barro de la boca. Luego tuve que lavarle la ropa para que su madre no le riñera.
--¿Cuántos años tenias entonces?
--Once.
Antonio Ballesteros, miembro de la Organización Juvenil Española, va a asistir al turno del campamento en Riopar, que comenzará el próximo día 1 de agosto. Ali es posible que se le imponga la Medalla del Valor. También está propuesto para la operación Plus Ultra.
--¿Qué te parece esto?
--Ya me han contado algo de ello. Tiene que ser muy hermoso eso de ver al Papa.
--Es sorprendente este muchacho. Palabra.
Ya nos marchábamos, cerrado el reportaje, y entró en casa el padre, Juan Ballesteros. Nosotros le estrechamos la mano. El le dio un beso.
Crónica del día 29 de julio de 1971 en el periódico PUEBLO.
ANTONIO (13 AÑOS) SALVÓ A SU PADRE.
Ni siquiera sabe lo que es la operación Plus Ultra. Pero uno piensa, después de enterarse de lo que pueden dar de si sus trece años, que bien pudiera ser él uno de los más firmes candidatos a esta especie de premio para los niños-heroes. Es rubio, casi blanco, y tiene unos ojillos claros que parece que hablan. He recorrido muchos kilómetros para, al final, hallarle segando en un pequeño terreno que tienen sus padres en tierras de Albacete, entre los términos municipales de Higueruela y Alpera. Antonio Ballestero Tolsada es su nombre y ha saltado a las páginas de los periódicos de mano de una bella historia de amor filial y fortaleza. Contaban los teletipos en la madrugada del sábado que este muchacho que tengo frente a mí, sin otra ayuda que el varal de un garabato de labrar, consiguió izar los quinientos kilos que pesa un carro y sacar de debajo a su padre que, ensangrentado y roto, se estaba muriendo segundo a segundo ...
Y ahora es él el que me lo cuenta, un poco acobardado por la expectación que se ha levantado a su alrededor.
--Volvíamos de la huerta hacía la casa. Él, mi padre, iba delante en el carro con los aperos de labranza. Yo iba detrás montado en el burro.
De Pronto, el carro comenzó una alocada carrera. Al parecer se rompió la cadena que unía la caballería al carro, y el burro se asustó.
--- Corrí yo también detrás del carro. Tiré incluso una regadera que llevaba, a ver si aquel animal de paraba. Pero no hubo forma. Vi que tomaba una curva en el aire y, de pronto el carro volcó. Mi padre había quedado debajo. Tenía la cabeza entre dos radios de una rueda ...
Antonio llegó como pudo hasta él. Y entonces comenzó una lucha contra el reloj y contra el peso del carro, una media tonelada, como queda dicho.
-Cogí el garabato de labrar, que llevaba mi padre en el carro, y haciendo palanca, conseguí sacarle ... Pero luego fue aún más difícil subirle al carro, porque yo ya estaba agotado.
¿Te creías que estaba muerto?.
No. Yo sabía que el reloj que llevaba es de esos que andan mientras quien lo lleva tiene pulso. Y el reloj andaba. Pero mi padre estaba como muerto del todo...
Mas de cinco kilómetros de duro camino hasta Higueruela. Y cuando se vislumbraban las primeras casas, Antonio comenzó a pedir socorro. <Mandé a uno a que fuera a levantar el carro que había volcado, y a otro a buscar al médico>.
Cuando el doctor llegó, en el primer reconocimiento que hizo al padre de Antonio vio que éste tenía rotas varias costillas. Posiblemente si hubiese seguido con el carro encima hubiera muerto asfixiado. Fue necesario, para un reconocimiento más completo que el padre de Antonio quedara internado en el Sanatorio de la Seguridad Social de Albacete.
Me cuenta la madre de este pequeño héroe que cuando marcharon a toda prisa hacia Albacete, Antonio se quedó al cuidado de la casa.
Cuando volví había conseguido cuatrocientas pesetas trabajando en las viñas, y se había ocupado de buscar comida para los anima les.
Vuelve Antonio a la siega, mientras su padre, sentado en una piedra, le mira con orgullo. La madre, mas habladora, me dice que hace unos dos años un niño se cayó de cabeza en el pilón de una piscina que estaban haciendo en el pueblo.
Había mucho barro, y mi hijo le sacó el barro de la boca al niño que se había caído. Y luego, para que no le regañara su madre, se fue al charco a lavarle la ropa, que se le había puesto perdida.
El muchacho va a la escuela, y ahora está de vacaciones. Posiblemente esta circunstancia hizo que su padre no muriera aplastado por un carro de quinientos kilos. Esta y la enorme fortaleza de Antonio.
Texto de Manuel E. Marlasca (Enviado especial)
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