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Año 1963
La gran tormenta, 28 de julio 1963.

El día 28 de julio de 1963, era un plácido y caluroso domingo de pleno verano, por la tarde se descargó una gran tormenta en el pueblo, se llenaron los barrancos de agua, y con violencia las aguas produjeron unas fuertes torrenteras, o como aquí le llamamos salió la "venía" de la rambla" , arrastrando y destruyendo cuanto encontraba a su paso.

Esta es la versión de los hechos que le cuenta mi padre "Benito el de la tienda" a su familia de Albacete, como sufre la "venía" que se formó entre los cerros "Las tres piedras y Fuente Navalón" y, como pasaron, ya de noche, la "venía" de la Rambla del Charco ya cerca del pueblo en una carta fechada el día 31 de julio 1963:


........ A las seis de la tarde, Ismael llevó a la mama a la huerta en la moto y la mama y yo regamos y pasamos la tarde, al terminar principió la tormenta que fue una cosa de cine, mucho aire, mucha agua, mucha electricidad o sea relámpagos, aquello parecía una cosa que no se ve todos los días, la mama tan tranquila y yo por la puerta viendo las venías, que era una cosa grande,  pues en la playa que hay detrás de la casuta, venían tres venlias de  agua que se estrellaban en el muro de la casuta, aquello parecía el mar y la mama no lo quería ver, pero yo a cada momento ya estaba fuera.

Como ya se hacía de noche, preparamos luz para pasar la noche, pero terminó la tormenta y salimos, ya de noche, por medio de lagunas de agua y barro y sin camino, andábamos por donde podíamos y al asomar a la fuente del cuerno, vimos que desde la Casa Santa hasta la Casita de Papel era todo una laguna y imponía porque era de noche y solo se veía relucir el agua y toda la carretera llena de gente sin poder pasar la venia.      Ni los tractores podían pasar y en una parte de la venia todo el personal del campo y a la otra todo el pueblo esperando. Nosotros pasamos la venía en el coche del  Marqués de la Casa Royo, en el Land Rover sobre las diez de la noche y le llegaba el agua a las ventanillas y con un poco de miedo pero pasamos. Gracias a Dios ya estaban esperándonos en el otro lado Martín, Ismael y Esteban que se alegraron al vernos pasar, y, en la casa no pasó nada, ni agua, ni goteras, el aljibe lleno y porque Esteban le retiró el agua.

Una pequeña aventura fue que a unos cazadores que se metieron para no mojarse en el charco viejo, que hay al lado de la carretera y cuando vino la venia tapó la casuta y no podían salir porque se ahogaban. Uno de ellos era el hijo de Juan Mosca con su hijo de 10 años que ya no podía sostenerlo y se le ahogaba, pero Dios quiso darle fuerzas y con algunas sogas que le echaron  y salió el nene casi frío pero luego reaccionó y al contrario como tanto padecía de  tener a su hijo, él flojeó y estuvo bastante mal con los nervios, y a otro de Poci Poci que perdió las abarcas y alguna ropa y como llevaba las mulas se puso   liados los ramales al brazo, los animales al tirar para salvarse lo sacaron a él. Así que Gracias a Dios después de tantos apuros no pasó nada.

El campo es una lástima como lo ha dejado, todo ramblas y los caballones de mies están por todo desechos y los melones y patatas todo cubierto de ruinas. Ahora después es cuando se ven la miseria que ha quedado.

No se quien te pudo decir que yo no estaba en la huerta, cuando sabes que el primero que estoy allí soy yo.

Esta tarde no se si podremos ir, pero si puede ser iremos ya que hay que arreglar todo el panizo, las bajocas y las tomateras. Era tanta el agua que cayó que lo dejó todo plano o sea pegado al suelo y el panizo tendido y las tomateras chafadas, y hoy si puede ser vamos a llevar ramas de pino para ponerlas debajo y levantarlas para que no se pudran.
Ha sido una de esas tormentas que yo nunca había visto, las cosas si no se ven no se creen de lo que ha hecho y no pasar nada malo G.A.D.

Tenemos otra versión de los acontecimientos de aquel día, nos lo cuentan Antonio Gómez y Segunda Almendros que se casaron en Higueruela ese mismo día. Coincidimos con ellos en una cena con baile organizada por la Asociación de amas de casa el 14 de febrero 2015, nos contaron los acontecimientos vividos hace ya 52 años:

Nos casamos por la mañana, después de la ceremonia y el pasacalles por el pueblo, celebramos en convite de la boda en el salón del bar Principal, la comida la prepararon las cocineras del pueblo. Al acabar nos teníamos que bajar a la "pista" donde teníamos preparado para celebrar el baile.

El baile empezó bien, pero cayeron unas gotas de lluvia, bastante gordas, y una pareja de novios amigos nuestros, nos dijeron que querían cambiarse de ropa. Los acompañamos a nuestra casa que como sabéis está al lado del puente gordo.

Estando allí comenzó la tormenta, que era impresionante, El puente gordo que entonces se podía pasar por debajo de el con un carro bajaba lleno por el agua del barranco del cementerio. Al poco rato, se taponó y fue formando una laguna, hasta que las aguas se desbordaron y pasaban por encima del puente con mas de un metro de altura.

Allí se nos hizo de noche, y como es natural, allí se acabó la boda para nosotros. Sin poder atender a los invitados y sin baile.

 Alfonso Cano Navalón "Chipe" nos escuchó la conversación y nos dice:
Antonio, si habláis de la venía del charco del 63, entérate bien, que Vitor "el de la Mairanín" que venia con una moto, se" vio bien jodio, la tubo que dejar y subirse a un árbol de la rambla, varias horas, hasta que dejo de pasar la riada. La moto también se la llevó el agua.

Tenemos otra versión de los hechos que nos cuenta Juan González Medina, empresario constructor, vecino involucrado en su pueblo Higueruela, del que incluso ha sido alguna vez concejal,   protagonista en primera persona, ya que fue el niño que con diez años se quedó atrapado en la riada junto con su padre, también llamado Juan ,que tenia 40 años.

...... Veníamos mi padre y yo con el  carro y la mula por la Casa Aparicio cuando se formó un nublo muy malo y empezaron a caer gotas, en principio nos refugiamos en la Casa del Guarda de aquella aldea,  flojeó un poco y seguimos camino del pueblo. Al pasar por el tejar comenzó a llover de lleno y nos refugiamos en el viejo lavadero que estaba al lado de la carretera. Allí también se metió “Poci-Poci”  que llevaba  dos mulas.

La tormenta seguía y la lluvia caía cada vez mas fuerte. El viejo lavadero como estaba mas hondo que la carretera, comenzó a inundarse, nos dimos cuenta que había salido "la venía" con la fuerza de un río. A nuestro alrededor pasaban los haces de la mies enteros, incluso pasó un trillo flotando.

Decidimos abandonar este lugar, porque ya nos llegaba el agua por el pecho. El primero que salió fue "Poci-Poci", se ató los ramales de las mulas al cuerpo y salió con dirección a la Casita de papel, a unos 20 metros se quedó atascado en el barro, y nos dijo chillando que por allí estaba muy mal que cogiéramos otro camino. Después de un rato, arreó a las mulas y estas lo sacaron.

La gente del pueblo estaban en las orillas, unos que querían cruzar la rambla y otros esperando a los primeros, ya que " Víllora", se acercó al pueblo y dio aviso de lo que estaba pasando.

Mi padre decidió que nos fuéramos en sentido contrario y debíamos buscar refugio en el charco nuevo, así lo hicimos, pero no pudimos llegar a él, también nos quedamos clavados en el suelo en medio de la venía. Gracias a El Maleno y a Navarro, que nos lanzaron unas cuerdas, con ellas me ató mi padre, y me sacaron a mi primero, después lo hicieron con mi padre.

En el lavadero, durante toda la tormenta estuvieron refugiados entre los portales y la escalera de entrada varias mujeres que las pilló la tormenta lavando ropa, el resto del edificio al estar en hondo estaba completamente inundado.

Todos estos datos los hemos recogido el año 2015, agradeciendo a:
Paquita Mínguez "De Benito el de la tienda" que nos dejara la carta motivo de este relato.
Antonio "Buenastardes" y Segunda por recordarnos su boda.
Alfonso Cano Navalón " Chipe" por contarnos lo de Victor Ibáñez.
Juan González Medina "mosca" que lo padeció en primera persona.
"Víllora", Pedro Cantos Navalón.
"Maleno", Miguel Martínez Núñez.
"Navarro". Manuel Martínez Navarro.
"Poci-Poci" Miguel Almendros González.

xx

 

   
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