1979.
RESTAURACIÓN DE LA IMAGEN NUEVA DE SANTA QUITERIA
(Felicísimo Pereda Laso)

En este año se restauró la imagen nueva de Santa Quiteria.
Trabajos que realizaron en la vecina ciudad de Hellín.

.....Fue hace un mes. Salimos los dos desde Higueruela. Ella era muy joven ... y muy vieja. ¿Cuantos años? Lo mismo podía tener 18 que cientos de años. La tuve que llevar en el asiento abatible del 127.  Nuestro destino era Hellín. Mi compañera se iba a someter a una operación de "Cirugía estética". Los años habían dejado surcos en su rostro. En un mes estaría de nuevo rejuvenecida. Sería otra cosa. ¿No te imaginas de quien hablo?  Pues aquella compañera de viaje era Santa Quiteria. No creas que es fácil describir aquí los sentimientos de un viaje acompañado por tan singular compañera. Fue un viaje silencioso. No se oían ninguna clase de voces y sin embargo manteníamos un tenso diálogo de sentimientos. Con ella a mi vera fuimos recorriendo los kilómetros que nos separan de Hellín.

El "doctor" sería un afamado escultor que trataría de devolverle su externa belleza.

Al llegar a Hellín sacamos a "nuestra paciente". Se hizo el diagnóstico. El "tratamiento"  duraría un mes aproximadamente. Allí se quedó nuestra querida imagen. Me dieron ganas de decirle al artista "trátela bien". ¡Que pena me daba dejarla!. Allí se quedaba algo nuestro. Fue un adiós silencioso, una mirada tierna una despedida por un mes.

Un mes sin ella. Su lugar lo ocupó la imagen más antigua: el retrato vetusto y respetuoso de "Santa Quiteria la vieja"

Faltaba aquella cara juvenil que llenaba antes todo el altar. Hubo hasta quien se llevó un desengaño en  una visita  al comprobar desgraciadamente su ausencia.

Pero llegó por fin el día del retorno. Nos servimos de una furgoneta de una marca comercial, cuyo nombre aquí no quiero mencionar por aquello de la propaganda. Venía realmente bonita, radiante, con una alegría juvenil. Era la misma, pero yo me atrevería a decir que le encontraba algo realmente distinto; la encontraba sonriente, gozosa, más bella diría yo.

Ha vuelto a ocupar de nuevo su lugar en el alta mayor. Su juventud lo llena todo.

Mírala fijamente a su rostro y verás como sonríe. Ha sido de verdad un viaje muy singular: una viajera silenciosa, pero que llenó de emocionantes impresiones el viaje que tuve la suerte de hacer con tal compañera.

Te lo aseguro: Felicísimo Pereda