Beatriz Niño Manso.
Maestra en Higueruela
durante los años 1969 al 2001.
En el apartado escuelas y maestros de Higueruela, queremos recordar a esta maestra que ejerció su profesión en Higueruela durante 32 años. Pero, al mismo tiempo, también homenajerar a Beatriz NIño Manso, como "Higueruelana", plenamente integrada en la vida local, donde este año 2014, cumple 45 años como paisana nuestra.
Para poder hacer este recuerdo, hemos pedido colaboración a José Colmenero, ligado familiarmente a nuestra agasajada, y, quizás culpable en gran medida, de que tengamos a Beatriz como paisana nuestra. Este es el texto que nos ha remitido:
Dª Beatriz Niño Manso ha sido maestra en Higueruela desde Septiembre de 1969 hasta su jubilación en 2001. Treinta y dos años de dedicación al pueblo que la acogió como a una paisana y en el que ha experimentado sus principales vivencias profesionales, personales y familiares.
Nació en Poza de la Sal, el mismo pueblo burgalés de Félix Rodríguez de la Fuente, pero siendo muy pequeña se trasladó con su familia a Valladolid, donde vivió su madre hasta su fallecimiento y una hermana de los tres que tiene.
Cuando aprobó en Madrid oposiciones al cuerpo de maestros fue destinada a la provincia de Albacete. Aunque ya había ejercido brevemente en un pueblo de Burgos, fue en Los Mardos, Tobarra, donde sintió por primera vez la soledad de una chica joven que tiene que adaptar su vida a un medio muy distinto al que estaba habituada. Eran los años 60 del siglo pasado.
Pero algo especial encontró en esta tierra y en estas gentes porque ya no volvió a dejarlas: Con el paso del tiempo sintió el afecto y el calor de los alumnos y vecinos tanto de Los Mardos, como de Montalvos y de Villavaliente .
En ese último destino coincide con Pepe Colmenero, higueruelano. El compañerismo inicial se torna amistad y desemboca en amor. Se casan en Valladolid en agosto de 1969 y un mes después Beatriz empieza a trabajar en “su” pueblo.
Son padres de dos hijas que nacieron en Higueruela e hicieron aquí sus estudios básicos. Susana y Begoña siguen conservando entre sus mejores amigos a aquellos con los que compartieron la infancia.
Personalmente, Beatriz es una mujer sencilla, generosa, a la que no le gustan las personas maleducadas, ni los ruidos, ni ostentar cargos públicos. Ama a los niños y, desde que vivió con Kim, también a los perros. Es incapaz de comerse un tomate crudo. Prefiere las manualidades al manejo de máquinas.
Le gustan los bailes en general y los regionales en particular; pasa muy buenos ratos cuidando las flores y las plantas, pintando o practicando el canto coral y departiendo con sus amistades, concepto que valora en un alto grado.
Profesionalmente aplicó métodos de enseñanza activa que hoy se consideran avanzados. Su metodología fue varias veces destacada por el servicio de inspección en sus visitas.
Buscaba educar, por encima de la mera transmisión de conocimientos. Inculcaba el respeto y la igualdad de derechos y responsabilidades a los chicos y a las chicas, aun encontrando la incomprensión o la resistencia de algunas familias, que no veían con buenos ojos, por ejemplo, que los niños hicieran punto en la escuela o colaborasen en tareas domésticas. Luego llegaba el consenso por el diálogo.
No es nada fácil mantener un constante espíritu de superación, como lo ha tenido Beatriz, en una profesión en la que nunca se ven los frutos a corto plazo.
Puede decirse que ha sido una excelente maestra. Su vocación, el atractivo que los niños han ejercido sobre ella, su sentido de la responsabilidad, su perfeccionismo y su afán innovador han quedado patentes a lo largo de su carrera.
Sencillamente, ha cumplido con su deber y lo ha hecho con mucho gusto
aminguez/00030 (fotografías pertenecientes al archivo personal de la familia Colmenro-Niño)
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