Hace  ya muchos años, por los años 50, ocurrió en Higueruela que un paisano nuestro hizo un trato, como entonces se llamaban a las transacciones comerciales. 

Nuestro vecino compró una mula a un gitano.

Los dos quedaron contentos y para celebrarlo, pensaron en convidarse.

No estaban los tiempos para muchos gastos y decidieron celebrarlo tomándose una copa en la tienda de la Antonia de Martín el Sastre.

Allí le pidieron un par de copas de anís. Los líquidos venían en garrafas de 4, 8 y 16 litros, Antonia, cogió una garrafa. Pero nuestra tendera al coger la garrafa se equivocó y en vez de anís dulce, cogió la garrafa del petróleo, y, desde ella  llenó las dos copas que tenía preparadas en el mostrador de la tienda.

Los tratantes chocaron los cristales de sus copas y brindaron por ellos.

Nuestro vecino se acercó la copa a la boca, notó un olor raro y solo la probó  un poco . El otro  fue muy rápido y se tomó de un trago la copa, al instante su cara se puso roja como un tomate y corriendo por la tienda  gritaba

SEÑORA, ESTO ES GAS
SEÑORA, ESTO ES GAS.

El hombre escupía e intentaba  expulsar lo tomado.

Para solucionar el problema buscaron en otra garrafa, que tenía agua carabaña, y le pusieron en un vaso para que se la tomara.

Así lo hizo, y al entrar este nuevo líquido en su cuerpo hizo reacción con el petróleo  y comenzó a tirar espuma por la boca y la nariz, parecía que le salía espuma hasta por los ojos.

Salió  corriendo a la calle gritando

¡ME HA MATAO!
¡ME HA MATAO!.

Y esta es la historia de
SEÑORA  ESTO ES GAS
 

Esta tienda estaba en la Calle Iglesia, años después, en ese mismo sitio pusieron tienda Germán y después Porfirio.
Antonia, era mi tía, también mi madrina y en el bautizo me puso su nombre. GRACIAS TIA  (aminguez-2015)