Texto del año 1992 de Blasico "el del cojo"

"... ...Todas las amas de casa querían tener sus fachadas bien resplandecientes, por lo que esta operación de encalado, que solían hacer "las enjabelgaeras" casi llegadas las vísperas de las fiestas, y con su atuendo característico, llenos de gotas, se encaminaban de una fachada a otra con sus mojacos al hombro que era la herramienta que utilizaban en su labor y que consistía en un manojo de espigas de centeno, a las que previamente se les había sacudido el grano, estos mojacos se ataban a unas cañas de distinta altura según fuera la de las paredes que se pretendía blanquear. Esta operación que se precisaba de una gran habilidad consistía en introducir el mojaco en un recipiente para que se empaparan de cal los huecos que dejaban los granos, con sumo cuidado se ponía vertical este artilugio, que inclinándose suavemente hacia atrás se impulsaba con cierto ímpetu hacia adelante en un movimiento acelerado haciendo que se desprendieran las gotas de cal que se estrellaban contra la pared a la que quedaban adheridas. O sea que las buenas profesionales tiraban poca cal al suelo lo contrario hacían las no tan buenas.

En el pregón de las fiestas del año 2000, Isidora, la pregonera nos dijo:

“Todo sea por Santa Quiteria”. En estos momentos describiendo las limpiezas me viene el recuerdo del enjabelgado que se hacía con mojaco de centeno. Había que ver la habilidad y destreza que tenían algunas mujeres que con golpecicos de mojaco metían la cal como querían en todos los recovecos que tenían las paredes. Este olor que desprendía la cal, nos gustaba mucho a la chiquillería que correteábamos por las calles pues este olor ya anunciaba las fiestas.