MURMURACIONES.
Ya era hora que gozarías
del hogar del jubilado
muchos ibais dando tumbos
y estabais desesperados.
Pero no estáis muy conformes
porque estáis muy apretados
cuando se hace algún festejo
ya no podemos sentarnos.
Los “averiaos” al gimnasio
muchos ven televisión,
otros se van a la barra
y se toman el bombón.
Muchos juegan a los naipes,
otros juegan al billar,
otros duermen en la silla
y encuentran felicidad.
Otros cogen el periódico
y se pueden informar;
y también vienen las viejas
y disfrutan a charlar.
Unas hacen el ganchillo
otras remiendan la media;
y seguro que a las nueras
las ponen de vuelta y media.
A mi me molesta el humo
el del puro y el cigarro
y por eso voy muy poco
al hogar del jubilado.
Yo me entretengo en mi casa
escribiendo poesía;
al lado de mi mujer
haciéndole compañía.
Ahora viene el buen tiempo
salimos a pasear
la mujer está contenta
por dejarle descansar.
Somos viejos muy gruñones
nuestros hijos nos lo dicen;
hacemos el perro cojo
y queremos que nos mimen.
Ahora va por las viejas
que también gruñen bastante;
se ponen tan repipis
presumen mas que la Tacher.
Cuando se acuestan de noche
no nos dejan descansar,
mamprenden los aranceles
de hace treinta años atrás.
A las cuatro menos cuarto
la hora maravillosa;
se sientan en el sofá
y a ver la Dama de Rosa.
Y se creen muy sabihondas
y te tienes que callar
si les reprochas un poco
ya no te hacen de cenar.
Luego mamprenden la escoba
o los trapos de fregar;
tienen que limpiar la casa
y te tienes que largar.
Cuando mejor se lo pasan
es cuando se quedan solas
mamprenden la sartenilla
y se hacen buena perola.
Y al pobre viejo ignorante
que va perder la cabeza;
le ponen la rosca dura
a ver si se le endereza.
Y las viejas y los viejos
me deben de perdonar
por meterlos en mi historia
que es muy larga de contar.
José Colmenero 1991
volver |