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Recuerdo Fiel.
Recuerdo mi pueblo, pueblo manchego,
con sus casas blancas calles terrosas,
hombres recios, mujeres hacendosas,
las mil virtudes del pueblo labriego.
Y aquella casa donde fui creciendo
a la sombra de un olmo centenario,
y aquel maestro sublime, extraordinario,
en pro del niño sus lanzas rompiendo.
Y aquellos mis juegos de niño travieso,
y aquella primavera de pasiones
brotando el amor de los corazones;
y aquella emoción de mi primer beso.
Y aquellos amigos que hermanos fueron,
amigos del alma, el mayor tesoro
que dióme la vida, su peso en oro;
como yo les quise, ellos me quisieron.
Y aquella iglesia, y aquel cementerio,
estación de paso al reposo eterno
donde nos guarda gloria y averno;
y la vida sigue, y sigue el misterio.
De las campanas el brioso tañido
cual preludio de las fiestas mayores
todo se viste de bellos colores,
silencioso el campo queda dormido.
Rollo, procesión, fragancia de flores,
plácido ambiente de paz y armonía
que yo respiraba en la tierra mía:
cuna bendita de tantos amores.
Y aquella Santa tendiendo su mano,
mano bienhechora de Higueruela
que crea mis musas, que mis sueños vela.
¡Como olvidar que soy higueruelano!.
(1985)
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