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La Breña.
Llevan tus aires el cálido aliento
de los breñales que forman tu suelo,
donde las aves remontan el vuelo
batiendo fuerte sus alas al viento.
En la Breña:¡Qué dichoso me siento
viendo su fuente regalo del cielo!
Agua cantarina que es dulce anhelo
de quien llega sudoroso y sediento.
Tu campo, las montañas, el camino,
todo me alegra, lleno está de vida:
soy de tu tierra un viejo peregrino.
A la paz del espíritu convida,
y en el ocaso, el lucero vespertino
besa con amor... a mi alma dormida.
(1984)
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