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Aldeas de Higueruela.

LA CAÑADA DE PAJARES.


Aldea Cañada de Pajares, al fondo un parque eólico.

Datos sobre esta aldea recogidos de la prensa, libros y enciclopedias.

Año 1920:
ENCICLOPEDIA UNIVERSAL ILUSTRADA, VOLUMEN 27 GUB-HN En su página 1588 dice así:
Cañada-Pajares, casa de labranza a 6 kilómetros con 14 edificios y 82 habitantes.

Año 1928:
3 de agosto de 1928 EL DEFENSOR DE ALBACETE, (periódico local).
Regresó de sus posesiones de Higueruela, don Agustín Orovitg y su familia:


Mas datos sobre este propietario
Agustín Orovitg Rosich (1870-1931) casado con María del Rosario Gil Royo (1878-1958), tuvieron nueve hijos. María era hermana de Pedro Gil Royo, propietario de la finca Casa Aparicio.
Tuvieron nueve Hijos: Agustín, Rosario, Esperanza, Juana, José, Cesar, Pedro y Magín.

Año 1932.
14 de Abril de 1932. ALBACETE HOY (periódico local).
El General Queipo de Llano, estuvo escondido en esta aldea, durante dos días, y así relata su estancia en la Cañada de Pajares, en el periódico " Albacete Hoy" del día 14-04-1932.

En el libro:
CONSPIRADORES REPUBLICANOS EN EL ALBACETE DE 1929 Por Francisco Fuster Ruiz.
…..”Convinimos en la explicación que habíamos de dar a aquella visita:”un fuerte cólico me había obligado a requerir sus servicios” y mandó llamar a varios amigos con objeto de que me llevasen a una finca de campo en la que pudiera pasar desapercibido, hasta que tuviera que marchar a Murcia, a cuyo efecto había llevado yo la escopeta. Se acordó que fuese a una finca que en lo alto de la sierra poseía el señor Orovitg, hombre bueno y caballeroso, arrebatado a la vida, no sin haber tenido la satisfacción de ver implantado el régimen republicano, por el que tanto había suspirado.

Hubo que buscar auto para los acompañantes y ya cerca de las once salimos para el punto de destino a donde, llegamos cerca de la una, hora en la que cenamos…. Chorizo y latas de sardinas, alimento no muy a propósito para mi hígado rebosante de la bilis que la infame persecución del dictador me había hecho concentrar en tan importante víscera.

El señor Orovitg y algunos de nuestros acompañantes volvieron a Albacete con la promesa de volver al día siguiente, a las nueve de la mañana, con efectos para mi alimentación, y poco antes de esta hora salió para Madrid el capitán Ortiz con los amigos que allí quedaron.

Pero aquella promesa no se cumplió y tuve que pasar todo el día sólo y sin comer; con un frío espantoso, alimentándome…. La esperanza de que los amigos llegasen con la comida deseada.

Ya a las cinco de la tarde, mi paciencia se había agotado y creí firmemente que la policía había descubierto la conspiración y detenido a todos, razón por la que no habían podido cumplir la promesa que se me había hecho.

La finca propiedad de don Agustín Orovitg Rosich se llamaba La Cañada de Pajares. En realidad, un sitio tan solitario era el mejor para esconder al general, que, según me cuenta actualmente don José Serna, tuvo la ingenua ocurrencia de venir disfrazado, “discretamente”, con una montera rústica y una manta zamorana, pareciendo un auténtico bandolero en el que todo el mundo se fijaba cuando transitaba por las calles de Albacete.

Don Arturo Cortés cuenta en la entrevista la causa de su retraso: El general Queipo… se pasó todo el día sin probar bocado…. Porque García Farga y Coloma no pudieron poner en marcha el Ford en el que transportaban los víveres. En vista de ello, acudieron a casa, abandonando el coche en el actual paseo de la República hoy paseo de la Libertad. No me encontraron, y decidiéronse a hacer el viaje en un auto mío. Pero, ¡tampoco supieron hacerle arrancar! Menos mal que Carlos Martínez Montero les facilitó el suyo. ¡Con que placer correrían, por fin, hacia el escondite del general!

Entonces mandé a la guardesa que, bajo mi responsabilidad, matase una gallina de la que comí para hacer fuerzas con las que poder poner en planta el proyecto que formé de irme a una población por la que pasase el ferrocarril, lo suficientemente grande para poder adquirir, sin infundir sospechas, noticias concretas sobre los acontecimientos y obrar en consecuencia. Pero, cuando acababa de ingerir más de la mitad del pajarito, a las nueve de la noche, se oyó el bramido de un motor que luchaba por vencer las dificultades de aquel áspero camino de montaña, por el que poco después iba yo, soportando horribles vaivenes, camino de la finca que, en las proximidades de Alpera, poseía aquel caballeroso y ferviente republicano, señor Martí Jara………

Año 1940-1945 Trillando.
Durante estos años, 1940-1945, Ricardo Sáez Vergara, fue el encargado de la finca,que atendía junto con sus hijos Melchor, Manuel y Alfonso.

Fotografía cedida por la familia Sáez Cantos

Año 2016
Fotografía cogida del Google mapas el año 2016

   
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