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V RUTA LOS MORABIOS
Higueruela, sábado 9 de abril 2011
MEMORIA
“Y en otoño, cuando recojáis la uva de vuestros viñedos para llevarla al lagar, decidle en
vuestro corazón: también yo soy un viñedo y se recogerá mi fruto para llevarlo al lagar y,
como vino nuevo, seré guardado en eternas vasijas.
Y en invierno, cuando saquéis el vino, que haya en vuestro corazón una canción por cada
copa; y que haya en la canción un pensamiento por los días otoñales, y por los viñedos, y
por el lagar.”
Uno de los objetivos del Centro Excursionista de Albacete
consiste en dar a conocer la rica diversidad natural que tenemos en
nuestra provincia. Higueruela, al igual que otras muchas poblaciones
es una gran desconocida, por ello con esta ruta, mostramos año tras
año sus preciosos espacios naturales.
Fieles a nuestro lema “Deporte y Cultura en la Naturaleza”,
pretendemos añadir a la oferta senderista la divulgación del
patrimonio histórico, cultural y gastronómico de cada zona. Si a todo
esto se une el fomentar la convivencia entre la buena gente, que
comparte nuestra sensibilidad por la naturaleza, habremos cumplido
nuestro propósito.
Con puntualidad británica, a las 9 en punto de la mañana de un
radiante día, más propio de finales de junio, 91 senderistas
provenientes de Albacete, Higueruela y Alicante, comenzamos a
caminar por la Cuerda de la Doblona. A un buen ritmo de 5 km/hora,
recorrimos la denominada Ruta de los Corrales, debido a su
abundancia en la zona. Atrás dejamos los corrales Rojo, Blanco, del
Mayorazgo, de las Grajas, del Reventón y de la Solana, hasta llegar al
Corral de Oroví, donde nos reagrupamos al frescor de la sombra que
proporcionaban los pinos piñoneros.
El estallido de la primavera nos regaló un espectáculo de colores,
sonidos y olores. Daba gusto observar el terracota arcilloso del hondo
de la Cañada Pajares, combinado con el verde intenso de la siembra. La
vegetación de esta zona trashumante es típica del monte mediterráneo, tapizada de coscoja, encinas, tomillo, romero, aliagas, enebro y retama.
El perfume que destilaba la floración de aromáticas fue un regalo para
nuestro olfato.
El paisaje animaba a retroceder en el tiempo, imaginando la vieja
Cañada Real de Malefatón, ramal de la Cañada Real de los Serranos
que recorre de norte a sur todo el término de Higueruela, por donde
tantas cabezas de ganado se desplazaron provenientes de la Serranía
de Cuenca, buscando los pastos invernales de las comarcas interiores
de Valencia, Alicante y Murcia. Esperemos que el sueño de rescatar las
antiguas Cañadas Reales y Veredas se haga algún día realidad,
nuestros hijos nos lo agradecerán, pero para ello la Administración
Pública deber ser más severa, haciendo cumplir las leyes de protección
de estas vías pecuarias.
Observando los restos de lo que en su día fue una gran dehesa de
encinas, nos adentramos por el Vallejo de la Solana en el Barranco de
Los Morabios, hasta llegar a la balsa y fuente del mismo nombre. Bajo
la sombra de un enorme chopo descansamos y dimos buena cuenta del
almuerzo. Mientras tanto, nuestros amigos Antonio José González y
Vicente Javier Moreno, miembros de la Sociedad Albacetense de
Ornitología y grandes aficionados a la fotografía de naturaleza, nos
explicaron sus técnicas y material, además de trasladarnos buenos
consejos para fotografiar aves, captar primeros planos y sobre todo
armarnos de paciencia. Tras una animada charla y observar dos
catálogos de sus preciosas fotos, emprendimos camino de nuevo, no
sin antes hacernos la foto de grupo en la vieja Carrasca de Los
Morabios. En este punto, el coche de apoyo tuvo que desplazar hasta
Higueruela a tres personas que presentaban problemas físicos.
Por la Cañada de Pajares nos dirigimos a la falda norte de la
Punta de Giravalencia, rodeados de viñedos. La ascensión supuso el
máximo desnivel de la ruta, entre quejigos y numerosas aromáticas,
como aserrón, morquera, rabogato, lavanda y manzanilla borde. Desde
la cima a 1226 metros de altura pudimos contemplar en lontananza la
Ribera del Júcar al noroeste, las sierras de Alatoz y Carcelén al norte, la
Unde de Ayora con su Cerro de Palomeras al noreste, la sierra de
Alpera y el Mugrón de Almansa al este, la sierra de Caudete,
Montealegre y Fuentealamo al sur, mientras el peñasco de la Peñas de
San Pedro se difuminaba entre la lejana bruma por el suroeste. En la
misma cadena montañosa, por el oeste se presentaba altivo el Molatón,
máxima altura comarcal con 1245 metros.
Repuestas las fuerzas y oxigenados con el aire puro que soplaba,
emprendimos camino de bajada hacia La Rambla, dejando a nuestra
derecha un poblado ibero. La fuente de Mingo García fue parada
obligada para refrescar a los más calurosos y reponer agua de gran
pureza. Nuestro amigo y monitor Fran Herreros, afamado catador de
aguas, nos dio muestras de su sabiduría en la materia.
Continuamos nuestro camino por la rambla, que cada vez
presentaba más frondosidad, observando a nuestro paso, robles,
chopos, álamos, fresnos, nogales, guindos y algún ejemplar de
avellano. Una preciosa y tupida senda nos acompañó por el
Abrevadero de la Fuente del Saz hasta la Casa del Cenajo, donde
volvimos a reagruparnos. En descenso continuo y por Mata de la
Estrella, nos dirigimos hacia la Casa Aparicio, paralelos a un arroyo
que presentaba una exuberante vegetación de ribera, destacando un
importante número de Serbal de Cazadores, árbol más propio de
climas atlánticos y muy escaso en nuestra provincia.
Uno de los momentos más bonitos del día lo vivimos cuando nos
encontramos con la monumental encina de la Casa Aparicio. 42
personas unidas por sus brazos extendidos, rodearon el perímetro de
esta gran carrasca, dejando una preciosa instantánea que guardaremos en nuestra retina por mucho tiempo.
Tras 22 km recorridos, llegamos al final de la ruta, siendo las 15:00
horas, tal y como estaba previsto. Un pequeño retraso, unido a mi
confianza a la hora de no pasar lista en el autobús, por entender que
las plazas estaban correctas, cuando hubo intercambio con el grupo de
la Universidad Popular, provocó que dos compañeros tuvieran que
regresar andando hasta Higueruela, lo que lamento profundamente y
aprovecho para reiterar disculpas.
La Posada nos acogió un año más con unas buenas cañas de
cerveza, hasta que regresaron los compañeros de Higueruela, una vez
recogidos los coches en el punto de salida. Comida serrana, buen vino
terruño y mejor ambiente, colmaron nuestro cansancio.
Para terminar esta intensa jornada, asistimos a una cata, gentileza
de Bodega Tintoralba, con el enólogo Pedro Carrión de maestro de
ceremonias. Degustamos los vinos blanco, rosado, joven, joven de
maceración carbónica, crianza roble y dulce, quedando de manifiesto la sorprendente textura, cuerpo y color que arroja la garnacha tintorera de Higueruela.
Mi más sincero agradecimiento a todos los participantes por su
extraordinario comportamiento y compañerismo, a mis amigos Julio
Lorenzo y Fran Herreros por su ayuda en el trazado de la ruta y la
gran labor de monitores, a Felipe Cano por coordinar el grupo de la
Universidad Popular de Higueruela, a mi hermano Francis por todo, a
Vicente Javier Moreno y Antonio José González por acercarnos su
pasión a la fotografía de naturaleza, a la Sociedad Albacetense de
Ornitología por hacerlo posible, a Mateo y todo el equipo de La Posada
por su buen hacer y por último a Diego Navalón, Pedro Sarrión, Maribeni y el resto de equipo de Tintoralba por abrirnos sus puertas con tanta amabilidad.
Blog de la ruta:
http://www.rutalosmorabios.blogspot.com/
Reportaje en YouTube:
http://www.youtube.com/watch?v=9kEl7vIog2E
Ya estamos preparando la VI Ruta Los Morabios.
Juan Fresneda
Centro Excursionista de Albacete.
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