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HIGUERUELA 1954-1959.
CINCO AÑOS DE MI INFANCIA
O
LA VIDA EN UN PEQUEÑO PUEBLO RURAL
(Cosme Colmenero López)
PRIMERA PARTE:
INICIO
Nací en Higueruela el día 10 de julio de 1947, pues aunque mis padres vivían en Alcadozo, donde mi padre era maestro. Mi madre, igual que había hecho tres años antes cuando nació mi hermano Pepe y haría cinco años después cuando nació mi hermana Consuelo (Jobi), se vino al pueblo a dar a luz en casa de su madre.
Ahora, en el año 2012, cuando he cumplido 65 años, me vienen a la memoria muchos recuerdos de la niñez, algunos con gran claridad y otros, los menos, con algunas dudas en cuanto a los lugares o las personas. Por eso, me disculpo ya de antemano por los errores que haya en este relato. Pido a quien se dé cuenta, que ponga el lugar, el momento o la persona justa.
Voy a referirme a los años en que viví totalmente en Higueruela: desde el 1954 al 1959; antes, iba al pueblo con mi familia a pasar las vacaciones de verano, Navidad y Semana Santa, y en 1959, cuando tenía doce años, me fui a estudiar a Albacete, y solo venía en vacaciones. (También estuve viviendo en el pueblo de forma continua desde abril de 1966 a junio de 1969, que estuve de Maestro. Pero esos años ya los dejo fuera de esta historia. No obstante, acompaño una foto de aquellos años).
Mis padres, hacia 1940.
Por entonces, igual que ahora, era muy frecuente referirse a las personas diciendo su nombre seguido de un mote, y a veces, solo con el mote. Considero que esta forma de denominación es una característica muy propia de Higueruela, y pondré el mote cuando no recuerde el nombre, o cuando sea imprescindible para saber de quién hablo. Si alguien se siente ofendido por ello, le pido disculpas de antemano.
(Algunas fotos las tenía yo, otras me las han enviado Cándido Marín y Felipe Cano Prats y las restantes las he tomado de otras partes de esta página web “Higueruela, mi pueblo”).
PRIMEROS RECUERDOS.
Quizás el primer recuerdo que tengo de Higueruela fue dos años antes, en 1952, cuando nació mi hermana, pues mi madre me trajo con ella cuando vino al pueblo a dar a luz; yo estaba en la calle jugando con unos amigos y una persona mayor, que no recuerdo quien era, me dijo algo así: “¿pero qué haces aquí? ¿No sabes que tu madre ha tenido una nena?” Entonces yo dejé los juegos y me fui a la casa de mi abuela Mercedes a verlas.
La casa de mi abuela estaba casi enfrente del estanco, junto a la casa del Resalao. Las casas de ese lado de la calle llegaban hasta la pared natural que forma la Cuesta del Castillo, y casi todas tenían una cueva excavada sobre esa pared de arena; eran cuevas agradables, donde hacía fresco en verano y calor en invierno.
(La casa de mi abuela Mercedes, y otras de la calle)
(Así está ahora la casa de mi abuela Mercedes, donde nacimos los tres hermanos).
Mi madre quería heredar esa casa de sus padres, pero su hermana Rosario también la quería, por lo que la echaron a suertes; según contaba mi madre, estando ella aun en la cama unos días después del parto de mi hermana, uno de sus hermanos, Gregorio o Mateo, echó una moneda al aire, y le tocó a mi tía Rosario. Mi madre cogió un berrinche enorme, que le duró muchos años.
LA LLEGADA AL PUEBLO. LAS CASAS DONDE VIVÍ.
En el año1954 mi padre consiguió una plaza en propiedad como Maestro en el pueblo, y nos vinimos a vivir aquí (esto, que había sido su mayor ilusión desde que se casaron, luego no resultó todo lo agradable que ellos esperaban) .Recuerdo que veníamos toda la familia en un camión, con los muebles, y pensábamos que íbamos a ocupar una casa propiedad de Antonio el de Víctor, en la misma calle donde estaba la de mi abuela, junto a la de José Cano; pero cuando el camión entraba en la calle, nos esperaba mi tío Paco, hermano de mi padre, y nos dijo que no era esa la casa. El camión dio marcha atrás y enfiló la calle Ramón Franco para después subir por la calle de la Iglesia, donde estaba la casa que había alquilado, enfrente del callejón que sube a la Cuesta de La Serrana. Según oí decir a mi tío, no pudo quedarse con la primera casa porque el dueño, a última hora, le quitó una habitación para dejársela a Ignacio, que instaló en ella una carnicería; así que la casa se quedaba pequeña para nosotros y tuvo que buscar otra a toda prisa (Ignacio tenía una hija, Coral y un hijo que murió tiempo después fulminado por un rayo). Al lado de esta casa de la calle de la Iglesia vivía Josefa Sánchez (Josefica de Madrona) con su marido y sus hijos Isabel y José (Josete); enfrente estaba la casa de David, un hermano de mi abuelo Cosme y un poco más arriba, hacia la iglesia, vivían Victorino y Teresa, con su hija Amparo; tenían otra hija que estaba casada y vivía en Oncebreros de Arriba.
A la izquierda, en primer plano, la primera casa donde viví en Higueruela).
Aquella casa tenía varias habitaciones y la cocina a la altura de la calle, y por unas escaleras se subía a la cámara y por otras se bajaba a la cuadra y a un corral muy pequeño, que tenía una puerta a un callejón en el que vivía un hombre que a mí me parecía muy extraño: José Oleres, que vivía sólo en su casa. Desde la ventana de mi habitación, que daba al callejón, yo lo veía entrar en la casa con su burro por la única puerta que había; además, en invierno se ponía un abrigo con capucha que parecía que estaba hecho con la piel de un burro. José tenía un hermano que vivía fuera del pueblo, y que venía de vez en cuando, vestido como un hombre de ciudad, con zapatos y traje, y que se hospedaba en la casa de su hermano, con gran extrañeza por mi parte.
No recuerdo cuanto tiempo vivimos en aquella casa, pero no debió ser mucho; desde allí nos mudamos a una casa en la calle de la posada; era una casa propiedad de D. Pedro Gil, un señor que vivía en Albacete, casado con María Gil, hermana de Isabel, la mujer de Diego del Rey; también era dueño de la Casa Aparicio; cuando venía al pueblo lo hacía en un coche marca Fiat, y cuando hablaba, repetía con mucha frecuencia algo así como “ y digo, pijo, y digo leche…”.
(Con mis padres y hermanos, en 1955. La foto se tomó en el callejón de Oleres)
(La casa de D. Pedro Gil, a la izquierda, con balcones; por aquellos años y ahora)
Esta casa ocupaba la planta principal de un caserón en cuya planta baja estaba la escuela de niñas de Dª Isabel y la casa de Tano, que vivía con su mujer, María, sus hijos Juan y Sebastián y sus hijas Maruja que por entonces era novia de mi primo Cosme el de la posada, y Encarna; tenían otras dos hijas, Antonia y Juana, que ya estaba casadas.
También había un corral, cuadras, pajares, etc. Y encima de mi casa había otra planta, con dos cámaras, la de Tano y la nuestra; en la nuestra había un palomar donde acudían algunas palomas a dormir y, aunque mis amigos y yo lo intentamos muchas veces, nunca conseguimos coger ninguna.
La casa era muy grande, con muchas habitaciones; una la llamábamos la habitación de los mapas, porque la teníamos llena de mapas en las paredes, unos comprados, y otros hechos por mi padre; y en otra, la única que no tenía ventana, guardábamos el serrín para la estufa, y otras cosas que no se usaban a diario. Además de la cocina y el cuarto lavadero, tenía un comedor, dos salas de estar y tres dormitorios.
(La casa de D. Pedro Gil, debajo de la del Pinturero y arriba de la de Cesáreo, en la actualidad.
Puede verse la diferencia de altura con el tejado de la del Pinturero,
por donde Cándido y yo subíamos al tejado).
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